Por: Ingrid Motta
El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (ONU) estima que para 2050 la población mundial aumentará a 9.700 millones, y vaticina que la economía mundial se duplicará en el mismo periodo, por lo que la urbanización, y la acelerada adopción tecnológica sumada a las demandas en conectividad traerán consigo un intensivo uso de energía.
Aunada a la tensión geopolítica, la guerra en Ucrania está teniendo un negativo impacto en el panorama energético mundial, poniendo en riesgo la sostenibilidad y la seguridad energética. Este desafío resulta en una importante oportunidad para la aceleración de políticas para atajar el cambio climático mediante el desarrollo de una economía baja en carbono.
La cumbre climática COP26 de finales del año pasado logró que el 90 por ciento de los países participantes se comprometieran en la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). La Agencia Internacional de la Energía (AIE) presentó el Estudio sobre la Eficiencia Energética 2021, con un enfoque de medición y hoja de ruta para triplicar la inversión para alcanzar mayor eficiencia energética para el 2030 y sentar las bases para llegar a un cero neto de emisiones para el 2050.
La eficiencia energética es identificada por la AIE como el “primer combustible”, ya que aprovecha al máximo la energía existente y evita la necesidad de desarrollar nuevos recursos. Una investigación independiente señala que, si los 300 millones de sistemas industriales impulsados por motores del mundo fueran reemplazados por equipos optimizados y de alta eficiencia, el consumo mundial de electricidad podría reducirse en un 10 por ciento. Esta reducción equivale a más del 90 por ciento del consumo anual de toda la UE.
Para crear conciencia sobre cómo la tecnología avanzada puede mitigar el cambio climático, ABB lanzó el Movimiento de Eficiencia Energética en 2021, una encuesta global que permite comprender los planes actuales y futuros de las industrias para invertir en mejoras para la eficiencia energética, y con la que la empresa se compromete a apoyar a sus clientes en la disminución de su huella de CO2 para 2030 en un colectivo de 100 megatones anuales, el equivalente a eliminar 30 millones de automóviles de combustión de las carreteras cada año.
Según la encuesta el creciente impacto de los costos de energía en la rentabilidad significa que la eficiencia energética está recibiendo una mayor prioridad, sin embargo, el costo y el tiempo de inactividad son barreras importantes para la inversión, encaminando a las industrias de todo el mundo a respetar y ejercer acciones para el cumplimiento de la solicitud de la ONU que pide una acción concertada de los países para reducir las emisiones de efecto invernadero a un ritmo más rápido.
La conclusión clave de esta encuesta es que la eficiencia energética debe ser un pilar clave de los programas de infraestructura del gobierno, y las autoridades deben encontrar nuevas formas de incentivar la adopción de la última tecnología. Desde el sector privado, los inversores preocupados por la sostenibilidad deben poner a disposición capital para acelerar las inversiones.
Entender el valor económico y ambiental de la eficiencia energética requiere de un compromiso con la educación y la profunda comprensión de soluciones de alta eficiencia que traerá beneficios a todos, y acelerará la transición hacia un futuro más sostenible.